Locutor
Es la tarde del 21 de mayo de 1810 en la Mansión de la familia Inchausrregui.
Don José se encuentra en su despacho. Trabajando con papeles.
Un sirviente golpea la puerta.
Don José- Pase
Sirviente – Han traído este sobre para Vuestra Merced.
Don José- (Toma el sobre lo abre, lee y enojado exclama) ¿Qué es esto?.... No puede ser…
Don José- Fastidiado escribe una nota y hace sonar una campanilla, llamando al sirviente y le entrega dos sobres.
Sirviente- Llamo vuestra merced.
Don José- Si lleven esto rápido.
LOCUTOR.
Dos horas más tarde, visiblemente nervioso Don José conversa con su hijo Felipe recibe la visita de Don Juan y su hijo Ramiro.
Todos se saludan, y toman asiento.
Don José- ¿Qué esta sucediendo?.... ¿Puede explicarme esta nota?
Don Juan- He recibido una igual, y mi primo Lezica, me aconsejo ir, he estado recorriendo la casa de otros amigos para explicarle que debemos asistir mañana.
Don José- ¿Qué locura nueva es esta? Nuestro Fernando, preso, y toda España en manos de los herejes.
Don Juan- Las milicias han dejado de apoyar al Virrey, andan diciendo que si la autoridad que lo nombro ha desaparecido, el pueblo debe darse un nuevas autoridades.
Don José- Por eso, pasa esto, por eso un Cabildo Abierto mañana. Esclarézcame Don Juan, para que necesitemos a las milicias, a esos desarrapados. Es la herencia que nos dejo ese maldito francés, que nos odiaba. Seguramente algo debe estar tramando.
Felipe- Padre, Liniers se ha establecido en Córdoba, y no entiendo porque lo maldice, si muchas veces intento agasajarlo e invitarlo a convites.
Don José- Si hijo, pero para conseguir su favor, no para aprobar sus medidas, y menos aun para armar a la plebe, entregarles armas a esa chusma inútil.
Felipe- Esa chusma nos defendió de los ingleses
Don José- Por eso debo pensar que son como nosotros, jamás, jamás. No entiendo ¿qué locuras piensas?
Felipe- Padre quiero….
Don José- No me dirija la palabra, no deben escucharse esas ideas en esta casa, no es casa de herejes.
Felipe- Padre, no soy hereje
Don José- Válgame Dios, pero piensa y habla como uno de ellos.
Don Juan- No estamos para discutir, sino para pensar que hacer mañana en el Cabildo Abierto. Don José, los jóvenes de ahora no piensan mucho lo que dicen
Don José- Eso me preocupa, el mundo esta perdido, se burlan de Dios, proclaman que todos los hombres son iguales y libres. Nosotros acaso somos iguales a los negros, a los indios, esos herejes semidesnudos, a las mujeres. Nunca, nunca triunfaran esas ideas, no puede triunfar el caos, el desorden. Dios, Nuestro Señor, no puede querer eso. Dios nos ha dado un orden, y una misión, conservar y mantener ese orden inalterable y como sea. Dudar del orden, es dudar de Dios, no le fallare a nuestro Señor.
Don Juan- Mi primo Lezica aconsejo al Virrey, despachar correos de confianza, con mensajes a Córdoba, para que Liniers concentre tropas y nuevamente tome Buenos Aires, en el caso que destituyan al Virrey. Mi hijo Ramiro, acompañara a Valentín Lezica. Pero Don José, puedo pedirle que lo escuche.
Don José- Si lo escuchare porque es su hijo.
Ramiro- Solicito su autorización para visitar a su Hija María Teresa, en presencia de la madre y hermanos, los domingos después de misa.
Don José (Doblemente fastidiado)- Nuestro destino en manos de ese francés. El creo el monstruo, espero que pueda domarlo. Respecto a usted joven Sola, ha estado sonriendo en la Iglesia a María Teresa desde las Pascuas, y ahora me pide permiso. Todo el mundo esta al revés. Lo pensare, y cuando regrese de Córdoba le daré mi respuesta.
Felipe- Padre usted había alentado a María Teresa a conocer al Capitán Harness. Es mas ella simpatiza con el Capitán
Don José- Basta, usted no entiende nada, soy la cabeza de esta familia, debo velar por el bien de todos, solo recibo sus criticas. No debo escucharlo más. ¿De dónde procede esta extraña costumbre de los jóvenes de contradecir a los mayores? ¿Qué hemos hecho para merecer este castigo? Sepa usted que gracias a mi amistad con el Capitán Harness pude seguir comerciando, los ingleses no me prohibieron comerciar. ¿Qué hubiese sido de nosotros?
Don Juan- Felipe, es usted un joven bienintencionado, pero quiere pensar por si mismo, ese es su error. Necesitamos de Ustedes, pero para que ustedes conserven los privilegios, propiedades y rango. Muchas veces pensé que mi padre estaba equivocado, pero no me opuse, acepte sus juicios y ordenes, y por eso conservo todo.
Felipe- Se equivocan, no se puede detener la libertad, es el bien supremo. Dios nos ha bendecido con la libertad, todos deben ser libres y por eso somos todos iguales.
Don José- Lo ven ha perdido la cordura, esta desquiciado. No sabíamos que teníamos hermanos negros, mulatos e indios. Sólo porque es mi hijo, mi primogénito, se retira inmediatamente a su habitación, prepara su ropa y espera. No sale, ni habla con nadie. Mañana al alba sale a Lujan. No cierre sus baúles, los inspeccionare, y saque los libros, en especial los que tiene todas esas locuras que anda repitiendo. Los quemaremos, serán útiles al menos para calentarnos esta noche.
Felipe se retira en silencio.
Don Juan- Calma Don José, no tome medidas extremas, la ira no es buena consejera.
Don José- Mañana en el Cabildo debemos tomar medidas extremas y detener esto de una vez y como sea.
Don Juan- El Obispo Lue, los percudirá, pero Don José piense quienes son los que piden el Cabildo Abierto. Ese el de la voz finita, el hijo de Don Domingo
Ramiro- Manuel Belgrano, un infeliz, estudio en España, aprendió a usar camisas de seda y perfumes, quiso ser el Comandante de Patricios, pero cuando los soldados lo escucharon se le rieron, y eligieron a Saavedra.
Don José- Saavedra, el mercachifle que llego del Alto Perú, dicen que no es hijo de su padre, seguro es hijo de un indio.
Don Juan- El otro el abogadillo mofletudo, de la cara picada por la peste.
Ramiro- Moreno
Don Juan- Medio pelo, estudio en Chuquisaca, un resentido. Ha ahecho amistad con el primo de Manuel
Ramiro- Castelli
Don Juan- Se reúnen en la Jabonaría de Vieytes,
Don José- Válgame Dios
Don Juan- Calma Don José, calma esto pronto pasará, mañana debemos ser prudentes y firmes. Defender al Virrey. El Obispo Lue, les demostrara la verdad, y ante su evidencia se rendirán. Y si no usaremos agasajos, honores y regalos. Necesitan nuestra amistad. Hasta que el francés entre con sus tropas. Después no habrá piedad, debemos hacer escarmentar a todos los que se atrevan a cuestionar el dominio español.
Ahora Don José, quienes recordaran a estos timoratos, desagradecidos, e infelices, que actúan guiados por el odio y la envidia. Las Indias seguirán siendo españolas, por siglos. Por eso dejare un testimonió de esta reunión en mi diario de esta reunión. Le haré conocer a mi primo Lezica que el cabildo puede contar con usted.
Por esto España nos premiara don José, dentro de 200 años, continuaran agradeciéndonos lo que hemos hecho
Don José- Me ha devuelto la tranquilidad, hoy descansare, pero Felipe
Ramiro- Hablare con el, antes de ir a Córdoba, y comprenderá sus errores.
Don José Gracias joven, ya he decidido, podrá venir a visitar a María Teresa, a su regreso de Córdoba.
Se despiden
LOCUTOR
El 22 de mayo en el Cabildo Abierto, se voto la destitución del Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, y se otorgo la potestad al Cabildo de formar un nuevo gobierno.
El 23 de mayo se contaron los votos, el 24 se nombro una Junta presidida por el ex virrey, Cisneros e integrada por dos españoles José Santos Inschaurregui y Juan Nepoceno Sola y dos criollos Corenlio Saavedra y Juan José Castelli.
Los criollos renunciaron y sin apoyo de las milicias y ante el descontento del pueblo, el 25 de mayo una multitud presiono al Cabildo para que nombren una Junta
Presidida por Cornelio Saavedra
Secretarios: Juan José Paso y Mariano Moreno.
Vocales:
Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Miguel de Azcuenaga, Manuel Alberti, Domingo Matheu y Juan Larrea.